Imagen By: robbybevard
La carretera que daba a Pueblo Paleta se encontraba solitaria y silenciosa. Quizás aquello se debía al horario de madrugaba que había tomado, pero él compendia que no tenia otra opción. Solo faltaban unos meses más para terminar su ultima liga, y con ella, la posibilidad de convertirse en el mejor Maestro Pokemon del mundo. Colocó su Pie en el acelerador y movió el cambio de su automóvil. El sonido de su motor sonó entre la penumbra de la noche volviendo un simple susurro el rechinar de sus llantas que rodaban a toda velocidad. Se encontraba cansado y adolorido por su ultima batalla, rogaba que su madre estuviese despierta para que lo consolara o felicitara, ninguno de sus amigos sabia de su triunfo y no deseaba comunicárselos en ese momento, su único anhelo era tener un buen desayuno con su único familiar disponible. La necesidad de tener amigos o compañeros de viaje había cambiado drásticamente, se había convertido en un chico solitario que viajaba pueblo, por pueblo, en búsqueda de gimnasios y medallas. Buscando salvación y huyendo de todo lo malo que pasaba....
El panorama comenzó a cambiar sorpresivamente. Pequeñas y humildes casas aparecían a los costados de la carretera que se desvanecía conforme avanzaba. Ahora un camino de pedraceria se divisaba a lo lejos y con el, la oportunidad de tomar un descanso sin ninguna preocupación. Redujo la velocidad de su vehículo y tomo entre su palma las llaves que se aseguraban en el encendido del motor, las extrajo rápidamente y soltó un suspiro antes de bajar del auto... El sol comenzaba a aparecer en el horizonte, los colores del cielo se combinaban conforme las nubes se movían con el suave rose del viento y todo a su alrededor cambiaba. Hacia tiempo que no experimentaba algo tan normal en su vida, y sabia la razón de su repentino cambio de personalidad, pero estaba seguro de que su carácter testarudo no permitiría que aquellos recuerdos arruinaran sus cortas vacaciones.
-Hijo- una voz inundó sus tímpanos desde dentro de la casa que se depositaba en frente. Él joven logró divisar una figura femenina que lo veía desde la puerta de entrada de la casa. La figura de una madre, siempre preocupada por el bienestar de su hijo llenaba sus pupilas completamente.
- Mamá- logró pronunciar con una gran sonrisa dibujándose en su rostro. Añoraba volver a su casa y ver su madre. La salida de su hogar había sido el suceso mas triste que lograba recordar, pero su esfuerzo estaba dando frutos ya que su sueño de convertirse en el mejor Maestro Pokemon lo sentía cada vez mas cerca. Un vago recuerdo se coló por su mente haciendo que el ambiente cambiara -¿Por que esa cara?- su madre rozo sus mejillas con cariño, proporcionando el amor que él necesitaba.
-No es nada, es solo... Que conduce toda la noche y estoy algo cansado- removió los rebeldes cabellos negros que cubrían su frente y aprisiono a la mujer adulta entre sus brazos -Te extrañe- murmuro sobre su cabeza castaña y deposito un pequeño beso sobre su cabeza
-Mi instinto de Madre dice, que te pasa algo-
-Tu instinto de Madre tiene razón. Creo que tengo mucha hambre-
-Crees que lograras engañar a mi instinto con semejante excusa-
-¿No me alimentaras? Creo que tu instinto se volverá loco si tu único hijo muere de hambre-
-Eres tan cruel-La mujer devolvió el abrazo con fuerza. Toco las coloridas mejillas morenas de su retoño y sonrió tiernamente -Pero- susurro suavemente -El desayuno ya esta servido- Tomo la mano de él y lo guió hacia la entrada de la casa. Echo un último vistazo hacia los ojos achocolatados de su hijo y concreto lo que su instinto gritaba dentro de ella.
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Tomo el jugo rápidamente, los guafles de su madre superaban el sabor que recordaba
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